Una fria noche (Chris)

Sonreí cuando se dio la vuelta. Algunas veces me gustaba asustar a la gente, me divertía un poco. Escuché su pregunta, sin moverme del sitio. Di unos pasos atrás, por si ella iba a acercarse. Justo al dar el tercer paso, pisé algo que hizo un crujido. Posiblemente, hubiera sido un palo que había ahi. Miré a la chica, esperando su reacción.

Miré a la chica un tanto divertido. Parecía seria y calmada. Me crucé de brazos, con una sonrisa.
—¿Y si no qué? ¿Me obligarás?
Lo último lo dije casi riéndome. Parecía que la chica estaba dispuesta a meterse en las sombras para ver quién era.

Me reí un poco cuando dijo que me haría salir. Vi como daba algunos pasos para encontrarse conmigo. Me alejé dando algunos pasos silenciosos.
—¿Tú, hacerme salir a mí? No me hagas reir.
Dije desde mi nueva posición, que eran unos cuantos metros más alejado, y no habían tantas sombras. Si seguía alejándome, llegaría al lugar donde estaban mis amigos, aunque aun quedaba un largo tramo. Desde donde estaba, podía escuchar lo que debían ser sus voces, pero convertidas en susurros.

—No soy un cobarde, pero la verdad, es que no me apetece ir a donde estás tú.
Dije en un tono aburrido mientras me apoyaba contra la pared, mirándola con una divertida sonrisa.
—Si tanto interés tienes en verme, ven tú aquí.
Dije encogiéndome de hombros.

Vi como la chica se caía al suelo, y me quedé observándola unos momentos. Di unos pasos hacia ella, viendo como ponía su mano en el pie.
—¿Estás...?
Me callé cuando una luz que provenía de detrás nuestro, iluminó levemente el lugar. Me giré y vi a unos tipos que casi siempre se reunían por allí. Aunque estaba vez, había algo de extraño en uno: ¿le brillaba la palma de la mano? No, parecía como el fuego de algunos mecheros, aunque no veía el mechero, quizás porque estaba algo lejos. Aquel tipo no me daba buena espina, pero tampoco me parecía muy peligroso.

Miré a la chica algo sorprendido, intenté hablar pero se me había ido la voz. Cuando me volvió la voz, miré al tipo que estaba haciendo la luz.
—Ese tipo... ¿ese tipo está haciendo luz con las manos?
Pregunté sin responder a lo que ella me preguntaba. Lo que me interesaba ahora, era saber si estaba alucinando o si realmente aquel tipo, estaba haciendo luz con su mano.

La miré con el ceño fruncido y después, volví a mirar al tipo aquel que la enfocaba. Miré detrás del tipo, intentando ver algo más que sombras. Parecía que los tipos que antes habían estado con él, desaparecieron. Volví a mirarla.
—¿Le tienes... miedo a ese? Pero si no es más que un guardia...
Pregunté mirándola con una media sonrisa. Ya me gustaría a mí creerme eso. Un guardia no hacía luz con la palma de la mano y menos, que se pareciera a fuego. Aunque pareciera que le asustaba ese hombre a ella, a mí no. No le tenía miedo, me solía pasar con casi toda la gente.

La miré como si me hubiera dicho algo que no podía creer. Negé con la cabeza, y volví a mirar al tipo que volvió a dar otro paso, acercándose a las sombras.
—Yo de aquí no me muevo. No te voy a dejar sola con ''eso''.
Dije señalando con la cabeza al lugar donde se encontraba el tipo, aunque se diferenciaba bien: la palma de su mano aun brillaba.

—¿Qué pasa aquí? ¿Qué puede hacer ese tipo para matarme? ¡Vamos, solo es un pirado con un meche...!
No pude terminar ya que la luz de la palma de la mano de ''aquello'' era cada vez más grande. Había pasado de ser una pequeña llama a ser algo como una pelota de fútbol. Parecía que en cualquier momento, fuera a lanzárnosla.

—¡¿Qué?! ¿Entonces qué es? ¿Zombie?
Pregunté algo nervioso, pero la verdad, era que comenzaba a creerla: aquel hombre, no parecía humano. Y posiblemente, ella sabía lo que era.
—Yo no me voy. No voy a dejarte sola a merced de ese loco, y menos ahora que no es humano.